sábado, 9 de diciembre de 2006

La alegría de la casa


Como veis, siempre en la misma postura..., aunque juntitos, y el periquito no suelta a la niña ni a sol ni a sombra.

El periquito ya estaba habituado a nuestros juegos, pero ahora hacía falta adiestrarla a ella, así que nos hemos inventado un juego que consiste en que yo los persigo con la manita, y suben por el agujero que queda en medio del espejo. Como hay dos, pues ningún problema, aunque a veces se pisotean ay..., la niña es muy atolondrada. Y una vez traspasado el agujero, como el espejo les queda en la espalda, parecen dos tortugas ninjas..jaja...

Es asombroso como reconocen las palabras. Cuando digo "menjar" (comida en catalán), el perico se mira la comida y (aparte que es un tragón) se va a comer, aunque luego la periquita, para hacerle la puñeta se cuela, y tiene que esperar a que la caprichosa señorita le deje...

Ahora se han vuelto noctámbulos, igual que yo. Cosa que tengo que vigilar porque se ponen a piar a las tantas de la madrugada.

Por fin he decidido abrir la jaula para ver si sale la periquita a dar una vuelta... Un universo se ha abierto a ella....