El caso es que este señorito lleva ya en casa unos días y ya le toca hacer sus pinitos voladores. No había manera que tuviera iniciativa de salir de su casa, así que tuve que cogerlo cuidadosamente con la mano y ponerlo encima de su jaula para que volase. De cortina en cortina, de puerta en puerta, de mueble en mueble... Al final encontró su lugar preferido de aterrizaje, un bonito mueble de mimbre lleno de chucherías.
lunes, 30 de octubre de 2006
El primer vuelo
martes, 3 de octubre de 2006
Su amiguito, el espejo
Pasaron los días y el muchacho pareció entablar amistad con un espejo que le puse, espejo que tiene su historia, lo compre ya hace 7 años. El bichejo me preocupaba, pasaba horas y horas en la parte baja de la jaula, en vez de subido a un palito, mirando fíjamente el espejo.
La cosa cambiaba cuando yo venía, y me ponía a jugar con él. Entonces, muchas veces el pillastre, se escondía detrás de él parapetado como si fuera "Gladiator".
Así que como tenía otro espejito de iguales carácterísticas, se lo instalé delante de un palito, me resultaba muy triste ver a un periquito en el suelo de su jaula mirándolo.
Pero lo más divertido de todo, es que, al estar justo delante del comedero, como pensaba que era un congénere, dudaba antes de comer, le miraba de reojo, y a veces, el muy cobardín, se subía escaleras arriba.. ayyy.. Pero ahora ya está superada la cosa, y el espejo ya no se encuentra ahí.
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